Andaba yo curioseando en la biblioteca de mi barrio, buscando una lectura ligera para estas calurosas semanas pre-vacaciones con el único requisito de que estuviera relacionada de algún modo con París (por un reto de lectura en el que estoy participando este año: Velocirepte18), cuando me topé con esta preciosidad. Jiro Taniguchi es una apuesta segura así que no me lo pensé dos veces y me lo llevé conmigo.
La historia trata de un dibujante de cómics japonés, el propio Taniguchi, que después de participar en un Festival Internacional de Cómic en Barcelona, decide pasar unos días en París antes de regresar a Japón. Una fiebre inoportuna le hace pasar una mala noche en un hotel de la capital francesa en la que será presa de una serie de alucinaciones, ensoñaciones, delirios, pesadillas... como se les quiera llamar. A la mañana siguiente, un poco más recuperado del gripazo, decide comenzar su visita al museo del Louvre. La muchedumbre que se agolpa a la entrada y en las salas principales del museo le resulta abrumadora así que se escabulle hasta un ala menos atestada de gente hasta encontrarse casi solo. De pronto, su única acompañante es una dama con antiguas vestiduras que le cuenta el secreto del museo: el Louvre tiene guardianes. Junto a estos guardianes, protagonista y lector recorrerán las obras más destacadas del museo, conocerán de primera mano a artistas como Van Gogh, Corot, Asai o Fontanesi, serán testigos del episodio de la historia del arte más ligada al Louvre, la evacuación de obras previa a la ocupación nazi, y alcanzarán el destino de este solitario camino hacia el interior de uno mismo donde se mezclan sueño y realidad.
El arte es la piedra angular sobre la que gira esta obra, que supone una guía perfecta para principiantes o personas desconocedoras de este gran mundo, entre las que me incluyo. Si además, sois amantes del arte, os encantará este paseo por uno de los museos más importantes del mundo. Pero no solo de arte trata este cómic, Jiro Taniguchi era especialista en historias intimistas, de reflexión y auto-conocimiento, en personajes que se embarcan en algún tipo de viaje con el fin de superar algún fantasma del pasado, y esta faceta del mangaka se deja ver en Los guardianes del Louvre. Sin embargo, el argumento no sería la parte más llamativa de este cómic. Vistiendo las páginas de esta fantasiosa guía de museo encontramos unos dibujos limpios, coloridos y suaves que casan a la perfección con el ambiente sosegado de la obra. Destacan los paisajes campestres y la arquitectura detallada de París y se agradece el gran tamaño y la calidad de la edición de Ponent Mon, que presenta un álbum en tapa dura de los de deleitarse la vista.
Resulta que Los guardianes del Louvre forma parte de una colección de cómics publicada por el propio museo que cuenta con varios artistas internacionales firmando obras ambientadas en las salas del Louvre, eso es publicidad a gran escala y no los tristes folletos que se reparten en las calles. Sea como fuere, estamos ante una lectura entretenida y llena de arte, que es justo lo que esperaba.
La historia trata de un dibujante de cómics japonés, el propio Taniguchi, que después de participar en un Festival Internacional de Cómic en Barcelona, decide pasar unos días en París antes de regresar a Japón. Una fiebre inoportuna le hace pasar una mala noche en un hotel de la capital francesa en la que será presa de una serie de alucinaciones, ensoñaciones, delirios, pesadillas... como se les quiera llamar. A la mañana siguiente, un poco más recuperado del gripazo, decide comenzar su visita al museo del Louvre. La muchedumbre que se agolpa a la entrada y en las salas principales del museo le resulta abrumadora así que se escabulle hasta un ala menos atestada de gente hasta encontrarse casi solo. De pronto, su única acompañante es una dama con antiguas vestiduras que le cuenta el secreto del museo: el Louvre tiene guardianes. Junto a estos guardianes, protagonista y lector recorrerán las obras más destacadas del museo, conocerán de primera mano a artistas como Van Gogh, Corot, Asai o Fontanesi, serán testigos del episodio de la historia del arte más ligada al Louvre, la evacuación de obras previa a la ocupación nazi, y alcanzarán el destino de este solitario camino hacia el interior de uno mismo donde se mezclan sueño y realidad.
El arte es la piedra angular sobre la que gira esta obra, que supone una guía perfecta para principiantes o personas desconocedoras de este gran mundo, entre las que me incluyo. Si además, sois amantes del arte, os encantará este paseo por uno de los museos más importantes del mundo. Pero no solo de arte trata este cómic, Jiro Taniguchi era especialista en historias intimistas, de reflexión y auto-conocimiento, en personajes que se embarcan en algún tipo de viaje con el fin de superar algún fantasma del pasado, y esta faceta del mangaka se deja ver en Los guardianes del Louvre. Sin embargo, el argumento no sería la parte más llamativa de este cómic. Vistiendo las páginas de esta fantasiosa guía de museo encontramos unos dibujos limpios, coloridos y suaves que casan a la perfección con el ambiente sosegado de la obra. Destacan los paisajes campestres y la arquitectura detallada de París y se agradece el gran tamaño y la calidad de la edición de Ponent Mon, que presenta un álbum en tapa dura de los de deleitarse la vista.
Resulta que Los guardianes del Louvre forma parte de una colección de cómics publicada por el propio museo que cuenta con varios artistas internacionales firmando obras ambientadas en las salas del Louvre, eso es publicidad a gran escala y no los tristes folletos que se reparten en las calles. Sea como fuere, estamos ante una lectura entretenida y llena de arte, que es justo lo que esperaba.
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