Hay muy pocos lugares en el mundo donde uno pueda realmente escapar de todo contacto con el mundo civilizado. Ni siquiera en una remota isla de la Antártida podrá nuestro protagonista conseguirlo, pues tendrá que compartir ese minúsculo pedazo de tierra con otro habitante, un tipo raro y hostil de quien no recibirá una cálida bienvenida, ni siquiera una bienvenida a secas. Pero eso no detendrá al nuevo oficial atmosférico, que acaba de llegar dispuesto a cubrir su turno de un año realizando mediciones y estudios en la isla. Sin embargo, no habrá tenido apenas tiempo de instalarse cómodamente cuando la cruda realidad del lugar se le echará encima, literalmente, en forma de horribles monstruos subacuáticos. La lucha por la supervivencia tomará posesión de la historia desde ese momento y será la que guíe los pasos, los pesares, los anhelos y los instintos más primarios del protagonista.
Ya conocía el estilo de Albert Sánchez Piñol por su obra más reciente (Victus) así que me preocupaba un poco que su primera novela, La pell freda, no alcanzara mis altas expectativas. No sólo las ha superado con nota sino que ha contribuido a enriquecer los registros que conozco de este autor. La maestría con la que va conduciendo al lector por el camino que él elige hasta meterle de lleno en el meollo del asunto y soltarle allí, totalmente desvalido, para que se empape de la situación y saque sus propias conclusiones, es totalmente admirable.
Recapitulando, estamos ante una novela bastante corta, que se lee deprisa, que ofrece un buen entretenimiento mientras dura la lectura y que, además, nos hace replantearnos la visión que tenemos de algunos aspectos importantes de la vida y de la muerte. Yo la he disfrutado un montón y ojalá que si os animáis con ella la disfrutéis tanto como yo.
Como curiosidades añadidas, La pell freda ha sido traducida a 37 idiomas, suele ser una de las lecturas recomendadas en institutos y clubes de lectura y el pasado mes de octubre se estrenó en cines la película, adaptación de la novela.
La novela está narrada en primera persona por este protagonista sin nombre, que nos pondrá un poco en situación relatando los hechos que le llevaron a abandonar su Irlanda natal, perseguido por sus ideas políticas, hasta terminar dando con sus huesos en el culo del mundo, rodeado de hielo y misterios. La narración en primera persona le aporta mucha cercanía a la historia de manera que es muy fácil empatizar con el personaje y sus miedos. Las escenas de acción y terror, se van sucediendo y se intercalan con momentos de falsa paz para recobrar el aliento. En ningún momento se pierde la fluidez de la narración, ni siquiera en los momentos más reflexivos, con lo que resulta una lectura ágil y cargada de ideas, de esas de darle un par de vueltas y replantearnos ciertas cosas.
Cartel de la película |
Recapitulando, estamos ante una novela bastante corta, que se lee deprisa, que ofrece un buen entretenimiento mientras dura la lectura y que, además, nos hace replantearnos la visión que tenemos de algunos aspectos importantes de la vida y de la muerte. Yo la he disfrutado un montón y ojalá que si os animáis con ella la disfrutéis tanto como yo.
Como curiosidades añadidas, La pell freda ha sido traducida a 37 idiomas, suele ser una de las lecturas recomendadas en institutos y clubes de lectura y el pasado mes de octubre se estrenó en cines la película, adaptación de la novela.
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