Suelo ser bastante reacia a prestar libros precisamente por malas experiencias que he tenido. Prestas uno de ellos a algún amigo/a que te lo pide, poniendo mucho énfasis en las ganas que tiene de leerlo, va pasando el tiempo, se van sucediendo las excusas "es que no tengo tiempo de leer", "sí, la semana que viene sin falta"... y al final, por avatares de la vida o pierdes el contacto con esa persona o ha pasado ya tanto tiempo que desistes porque vete tú a saber dónde habrá terminado tu querido libro. Imagino que nos ha pasado a todos por lo menos una vez en la vida. Una lástima. Como de todo se aprende, ahora me lo pienso bastante antes de prestar según qué a según quién.
Uno de los primeros (creo que fue el primero pero no estoy segura) libros que desapareció de mi estantería por haberlo prestado fue un libro infantil/juvenil de una colección de misterio. Tenía cuatro libros de esa colección, con las tapas negras, con dibujos misteriosos e inquietantes en las portadas y los bordes de las hojas pintados de amarillo. Bueno, a día de hoy sólo tengo tres (-_-'). Hace mucho tiempo de esto y no recuerdo el título del libro perdido pero os pongo otro de esa colección que sigue en mi poder. El rapto de Suzie Quinn. Es una historia sencilla de misterio donde, como podéis imaginar, la protagonista es secuestrada. Lo leí cuando era pequeña y me gustó mucho. Por suerte no fue este el que presté.
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